Regresando a agradecer: floreciendo.

La imagen que ves arriba, la pintó mi amiga Rosalba. Florece y florece como una preciosa obra de Dios.

Este texto tiene casi un año de atraso. Pensé en escribirlo tan pronto recibí el mensaje de mi amiga Rosalba, de quien en otras ocasiones te he contado, acerca de su batalla contra el cáncer .(Aquí te dejo los enlaces por si no lo has leído https://vestidadesugracia.wordpress.com/2021/06/25/el-oportuno-socorro-de-su-palabra/ y https://vestidadesugracia.wordpress.com/2021/06/10/cuando-el-cancer-en-pandemia-produce-gozo-y-alabanza/). Dios nos ha permitido ver un milagro de sanidad en su vida. y eso es pura y total gracia.

Pero yo olvidé escribirlo. Contarlo. Dar testimonio del Dios Poderoso que tenemos, y que nos saca de la muerte espiritual, pero también, en este caso, de la muerte física. Y llevo meses con ese pendiente de escribir de esto, entre mis olvidos y las distracciones, la ingratitud lleva gobernando ese artículo y pensaba siempre en este pasaje de Lucas 17:11-19 NTV

Mientras Jesús seguía camino a Jerusalén, llegó a la frontera entre Galilea y Samaria.  Al entrar en una aldea, diez hombres con lepra se quedaron a la distancia,  gritando:

—¡Jesús! ¡Maestro! ¡Ten compasión de nosotros!

 Jesús los miró y dijo:—Vayan y preséntense a los sacerdotes.

Y, mientras ellos iban, quedaron limpios de la lepra.

 Uno de ellos, cuando vio que estaba sano, volvió a Jesús, y exclamó: «¡Alaben a Dios!».  Y cayó al suelo, a los pies de Jesús, y le agradeció por lo que había hecho. Ese hombre era samaritano.

 Jesús preguntó: «¿No sané a diez hombres? ¿Dónde están los otros nueve?  ¿Ninguno volvió para darle gloria a Dios excepto este extranjero?».  Y Jesús le dijo al hombre: «Levántate y sigue tu camino. Tu fe te ha sanado».

Quisiera decirte que yo soy como ese leproso samaritano que al ver la mano de Dios en su cuerpo, no solo alabó – e invitó a otros a alabar a Dios- sino que se postró, se rindió a Su presencia, y agradeció, agradeció.

No lo soy, pero mi Señor me ha ido llevando a no solo agradecer por lo recibido de Su mano, sino por a Quién he recibido; o mejor dicho, Quién me ha recibido, adoptado, sanado, puesto en pie para no callar, sino contar hablar, dar fe.

Y eso hizo, Rosalba, y lo sigue haciendo hoy. He aquí texto olvidado, pero por gracia de Dios, encontrado y replicado . Aquí va.

No todas nuestras circunstancias y aflicciones, se tratan de nosotros.
Siii…de verdad!! En Dios todas las cosas tienen un propósito divino y eterno,y es justo en medio de esa tormenta donde Él trata con nuestro corazón y nos muestra nuestra condición.
Recibir un diagnóstico de cáncer, me hizo sentir que el fin de mis días podría estar cerca, en mis oraciones recuerdo decirle al Señor «Padre no quiero llegar a tu presencia con manos vacía». Me vi como aquella higuera estéril, en la cual Jesús no halló fruto. (Marcos 11: 12-14) Oré al Señor: «mientras haya vida en mi, permíteme compartir con otros de Tu gran amor y misericordia.».
Y de pronto, la gran oportunidad!!
Tener acceso a un lugar donde por la pandemia no permiten las visitas de guías espirituales,  y justo ahí donde cada semana recibo el tratamiento de quimioterapia, con al menos 10 mujeres más que se encuentran tan vulnerables y necesitadas del Amor de Dios.
Al principio pude compartir con una mujer hispana, mi idioma facilitó hablarle de Cristo, pero pensé que no sería facil compartir en otro idioma, y como lo esperaba, la siguiente vez, una mujer afro americana a mi lado!
Descubrí que El amor de Dios es el lenguaje universal y divino, y a esa mujer que se encontraba en tristeza y llanto, pude abrazarla y mostrarle el amor de Cristo para ella.(2 Corintios 1:4)
Wow!! Señor ese es tu propósito en medio de todo esto!
Que tú nombre sea anunciado y glorificado aún en medio de mis circunstancias.

Hermana, Dios es Fiel. Y conforme a Su voluntad, hace. La salud le fue concedida a Rousi, pero ella sabe que pudo no ser así . Y estuvo dispuesta a recibir lo que Dios decidiera.

«Y ahora, que toda la gloria sea para Dios, quien puede lograr mucho más de lo que pudiéramos pedir o incluso imaginar mediante su gran poder, que actúa en nosotros.»Efesios 3:20

Que el Espíritu siempre nos abra la boca, para contar Su Poder.

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